Yo fui tu víctima

El pasado sábado fuimos a un concierto. Tú y yo fuimos uno más de los 55 mil asistentes del Foro Sol. Magnífico el concierto, muchas expectativas, todas cumplidas. A la salida, masas de personas, ríos de gente intentando salir rápidamente del lugar. Saliste al mismo tiempo que yo, pues no hubo otra forma en que me hubieras encontrado. Fuiste empujado, al igual que yo, y entraste en ese momento en el que empujas y te empujan, pisas y te pisan, momento en el que te preocupaba salir, respirar y no aplastar más de lo que estás siendo aplastado. Fue en ese momento cuando viste la oportunidad: tal vez me seguiste, tal vez yo estaba distraído o tal vez me viste con las manos ocupadas y diste tu zarpazo. Introdujiste tus dedos en mis bolsillos y me robaste mi celular. No estoy seguro de si ibas específicamente por mi celular o si sólo querías robarte lo que encontraras en mi pantalón: mi cartera, dinero, llaves, encendedor. Afortunadamente sólo fue mi celular.

Pasó cierto tiempo, tuviste oportunidad de alejarte pues no me percaté del robo hasta unos minutos después. Cientos de personas habían pasado cerca de mi cuando me di cuenta que yo había sido tu víctima. Hoy, tú eres el dueño ilegítimo de un celular, que ya está bloqueado y programado para autoborrarse en cuanto lo prendas.

Introdujiste tus escurridizos dedos en mis bolsillos, me registraste. De haberlo sentido, tal vez hubiera reaccionado. Probablemente con toda mi fuerza hubiera intentado torcerte los dedos, te hubiera volteado a ver y con mucha ira disfrutaría de tu sufrimiento. No lo sentí y ahora que lo veo en retrospectiva, fue mejor así. Tú tienes un aparato prácticamente inservible y yo no tengo tu cara tatuada en mi memoria.

Desafortunadamente, el daño que me hiciste fue triple. El primer daño obviamente fue el material: tuve que reponer mi celular. Además me pasé un día en trámites renovando un aparato que me funcionaba a la perfección y bajando actualizaciones, aplicaciones y configuraciones.

El segundo daño que causaste fue mucho más sutil. Nunca había sentido sed de venganza. Pienso que de haberte sentido, te hubiera lesionado – y hasta lo hubiera disfrutado- lo cual definitivamente va en contra de mis principios y creencias. La venganza no es correcta y la violencia no resuelve nada, sólo que eso lo pienso hasta hoy, más tranquilo.

El tercero fue el peor daño de todos. Según mi impresión, salimos del evento un grupo de fanáticos sumamente contentos del concierto. Todos fanáticos, todos extasiados, todos iguales. Cuando me percaté del robo cambió mi percepción. Nunca te vi, pero sabía que allí seguías. De entre todos nosotros había (al menos) un criminal. Ya no eramos sólo fanáticos saliendo de un concierto, sino que había un delincuente, que probablemente seguía aprovechándose de esos momentos para seguir robando. Esas caras que momentos antes me reflejaban felicidad y emoción compartida, ahora me parecían sospechosas y cómplices. Recordaba a las personas que pasaron cerca de mi e intentaba imaginar cuál de todas ellas eras tú. De los más de 50 mil asistentes, tal vez tú eras el único delincuente, y sin embargo, todos me parecían sospechosos. Me hiciste dudar de mi sociedad.

No te fuiste en blanco. Algún beneficio tuve que obtener de tu hazaña y aquí te van; también son tres. El primero es que ahora, gracias a ti, sé lo que siente una víctima. En la Ciudad de México, una de cada tres personas sufre algún delito cada año y en esta ocasión -y por primera vez en mi vida- yo formo parte de ese grupo. Entiendo la frustración que causa que te roben algo y entiendo la molestia y el enojo.

Mi segundo beneficio es que el delito lo cometiste como un cobarde, escondido entre la multitud. De esa manera, tú te quedarás por siempre en tu anonimato, escondiéndote como cucaracha y yo me quedaré en mi desconocimiento. No te imaginaré y no te soñaré pues eso sólo sería inventarte. Duermo tranquilo en mi ignorancia.

Finalmente, luego de mucho pensarlo, procesarlo y de redactar mi experiencia, te comparto mi mayor beneficio: hoy, me veo en el espejo y me siento satisfecho. Sólo en la adversidad pueden salir las virtudes a flote y tú me pusiste un contratiempo en mi camino. Descubrí cómo reaccionaría ante un delito y me hiciste crecer. Tengo una experiencia más y veo las cosas con una diferente perspectiva. Hoy, gracias a ti, sé lo que se siente ser víctima de un delito.

Comments

  1. Hola,
    Yo como tú fui víctima, de un delito, ese mismo día el sábado 24 adentro del foro sol. y como a ti, ami me robaron la cartera se dieron el lujo de abrir mi bolsa y empujarme, desesperarme como a los demás. para que no pudiera darme cuenta hasta que escuche los gritos de me robaron la cartera, o mi celular, además de no estar a la mano, un modulo de m.p, que es su obligación, comparto, la información contigo hicieron lo mismo en otros conciertos, queremos sacar una nota en un periodico, si te interesa dar declaración y que esto no quede impune, por lo menos dándolo a conocer para que los demás se cuiden, contáctame. saludos.y soy una ciudadana indignada como tú, y como dicen lo demás, al final es dar gracias a dios por que no fue con lujo de extrema violencia.

    1. Author

      Hola Joan. Agradezco mucho tu comentario y lamento que estemos en esa situación. Considero que hay dos responsables: OCESA por permitir una salida así, y no escalonar y hacer algo por controlar. Además, a mi me dejaron entrar al concierto prácticamente sin revisión, bien pude meter un arma al foro y nadie se hubiera percatado.
      También creo que es responsabilidad de Protección Civil por no poner orden en un concierto tan grande. Deberían de establecer mecanismos correctos para evacuar a tanta gente.
      Como bien dices, afortunadamente, tú y yo estamos bien.
      Con gusto participo en cualquier declaración. Mi correo es rafaelprietocuriel@yahoo.com
      Saludos,
      Rafael

  2. No digas esas cosas.
    Tengo la mala suerte que me roben y con violencia y no ando escribiendo cosas sin ningún sentido; al fin no me ha afectado, las cosas van y regresan. Diriamos que te robo y te agredió y te hizo cosas salvajes ahi todavía, pero afortunadamente no sentiste, no viste quien fue.
    Superalo y ten cuidado para la otra.

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