A sólo un tren de distancia de Barcelona, aún dentro de Cataluña, se encuentra el pueblo de Figueres, que es la tierra natal de Dalí, donde expuso su primer pintura y donde se encuentra un museo, diseñado por él y para él y sus obras, el Teatre Museu Dalí.
El surrealismo está presente desde afuera del museo. La fachada del edificio recibe a los visitantes con una pared de color rojo, cubierto de grandes figuras que parecen palomitas de caramelo, dispuestas en una cuadrícula perfecta. Además tiene unas torres con forma de huevo en la parte superior, de unos cuatro metros de altura y una cúpula de vidrio gigante. Desde la entrada, Dalí te hace saber que ese edificio, y prácticamente el pueblo completo (pues en Figueres no hay mucho más que ver) están ahí en su honor.
La obra que más me llamó la atención dentro del museo de Dalí es la interpretación espacial del “Retrato de Mae West que puede ser utilizado como apartamento” y que efectivamente es el retrato de la actriz, en la cual sus labios son un rojo sillón dentro de la habitación, la nariz es la chimenea, los ojos son pinturas en las paredes, los rubios cabellos son las cortinas de entrada y las tablas de madera en el piso forman las arrugas de su barbilla. De no estar la obra expuesta en un museo, uno podría prender la chimenea en alguna de las fosas nasales de Mae West y sentarse en sus labios a charlar.
Al parecer Dalí tuvo dos obsesiones en su vida, diferentes a cualquier cosa que no fuera él mismo: Diego Velázquez, el famoso pintor del S. XVII, autor de Las Meninas y Gala Éluard, una mujer con quien se casó en 1932 y hasta que ella falleció en 1982 y sobre la cual realizó varias decenas de cuadros expuestos en ese museo. Incluso me pareció muy interesante ver el envejecimiento de Gala reflejado a través de diferentes cuadros.
Qué capacidad y qué imaginación la de Dalí. Fue un artista muy prolífico que realizó no sólo pintura, sino también escultura e incluso joyas, las cuales están expuestas en un segundo museo en Figueres, dedicado exclusivamente a las joyas de Dalí.
Tengo que reconocer que algunas de las obras de Dalí son un tanto… raras? Yo no acostumbro ir por un museo leyendo el título de cada una de las obras que veo, a menos que me llame mucho la atención y quiera saber el año, el autor o el nombre, pero en el museo de Dalí, algunas veces me dio mucha risa leer algunos de los títulos de sus pinturas. Una de ellas, muestra simplemente a Gala desnuda y de espaldas sobre un fondo de color claro. El cuadro no tiene prácticamente ningún otro objeto; no hay nada más que la musa de Dalí de espaldas. Al ver el cuadro pensé que tal vez Dalí ese día estaba enojado con Gala y no le quería ver la cara, o tal vez era una mofa a los retratos tradicionales que muestran siempre a una persona de frente (¡lo que diría Dalí de las selfies actuales!). Le intenté dar varias interpretaciones al cuadro, pero no pude evitar soltar una carcajada cuando leí el título de la pintura: “Gala desnuda observando un espejo invisible”. ¡Qué lejos estaba yo de pensar en un espejo invisible!
Dentro del museo posiblemente no estén expuestas sus más famosas obras, pues algunas de ellas están en el MoMA en Nueva York, o en otros museos y colecciones privadas, pero algo que sí hace increíble a esa exposición es que todo gira en torno a Dalí, sus locuras y sus bigotes. Me encantó visitar el museo del genio de Dalí, y ver sus obras juntas, desde caricaturas que caen en lo vulgar, sus pinturas sobre la crucifixión, o un automóvil bastante fúnebre que se encuentra en el centro del museo.
Aquí el resto de las fotos que tomé en el museo de Dalí y en Figueres.