Del bono demográfico al lodo demográfico

Llegará el momento en el que esa gran generación de mexicanos empiece a trabajar: entrará el bono demográfico al mercado laboral y todos seremos ricos. El nivel de producción en México crecerá tanto, gracias a esa nueva generación, que seremos el país de la prosperidad. El nivel de producción y de competencia de México será de un país primermundista. ¿Cuántas veces escuchamos eso en los 80s o 90s? Era una época en la que el futuro parecía prometedor. La pirámide poblacional está sumamente ensanchada en la base; sólo es cuestión de que esa generación llegue a la edad productiva y ahora sí, México en el primer mundo.

Pirámide poblacional de México en 1980 y 2010.

Pirámide poblacional de México en 1980 y 2010.

SÓLO ES CUESTIÓN DE NÚMEROS

La tasa de natalidad en México cayó drásticamente desde la década de los 70s y como reflejo, tenemos hoy una pirámide poblacional que es ancha en los jóvenes entre 15 y 19 años. Ahora es raro escuchar esas grandes familias con ocho hijos que se usaban antes; sin duda los programas de planificación familiar surtieron su efecto.

Tasa de natalidad en México

Tasa de natalidad en México

Le menor tasa de natalidad está forzando a que la pirámide poblacional se engrose en las generaciones mayores y ese efecto se verá por varias décadas. La población en México envejecerá, al igual que la población de países Europeos.

¿Y EL BONO DEMOGRÁFICO?

El supuesto bono demográfico llega el día en el que es gran generación entra al mercado laboral. En 2010 esa generación tenía entre 15 y 19 años, es decir, este año por fin nos llegará ese gran beneficio de que se incorpore tanta mano de obra al mercado laboral. Definitivamente el mercado laboral se ajusta continuamente, y con la llegada de mano de obra “nueva”, de esos recién egresados, se ajusta. El mercado laboral, al ser tan dinámico y tan costoso, siempre está en equilibrio; se adapta rápidamente a los cambios, a la nueva oferta de mano de obra y a la existente demanda.

El exceso de oferta laboral, no sólo le reduce el precio a la mano de obra, sino que cambia su configuración. Hace que se valoren algunas cosas y que otras pierdan su plusvalía: hace la demanda más selectiva.

EL LODO DEMOGRÁFICO

Lo que me toca ver, día con día, es que la generación “de arriba”, es decir, los que ahora tienen entre 50 y 60 años, encuentran cada vez más dificultades para incorporarse al mercado laboral. Ofrecerle un sueldo bajo a alguien que tiene casi 30 años de experiencia trabajando es un insulto, pero ofrecerle un sueldo alto a una persona que no nació con internet, que no maneja paquetes computacionales y que no entiende redes sociales, tampoco parece obvio. Hace 30 años, tan sólo cumplías los 60 y ya te estabas jubilando; ahora, con tus mismos 60 estás llenando una solicitud de empleo. Somos más longevos y nos retiramos del mercado laboral cada vez más viejos.

La generación del desempleo

La generación del desempleo

El problema es la competencia generacional. Un joven que a penas se está incorporando al mercado laboral, sabe que no puede exigir un sueldo muy alto -no tiene experiencia- pero tiene su juventud como principal beneficio. Seguro tiene las herramientas tecnológicas en sus manos, el inglés fresco como si su última clase hubiera sido ayer y además, sin mañas.

¿Prefieres contratar a alguien con mucha experiencia, o, por el mismo sueldo, a cuatro recién egresados? Evidentemente cuatro egresados no son un remplazo perfecto de la experiencia y sin duda habrá casos en los que la experiencia es más valioso que cualquier otra cosa (prefiero, por ejemplo, un cirujano o un cardiólogo con décadas de experiencia). Lo que es un hecho es que el bono demográfico permite que la demanda de mano de obra tenga la opción entre elegir la experiencia o mucha y muy barata juventud.

Desempleo en México

A mi parecer, en México el bono demográfico es hoy un lodo demográfico, es un abaratamiento de la mano de obra y de la experiencia. Es que compañeros de mi generación compitan por el mismo puesto que alguien que les duplica la edad.

Y LO PEOR

Seguramente un panorama muy negativo nos llegará cuando esa gran generación crezca y envejezca. Ahora son la generación que sólo demanda trabajo, pero en algún momento demandarán médicos, hospitales y su jubilación y para ellos no habrá una generación de jóvenes que lo sustente; lo bueno es que aún nos quedan 40 años para que llegue ese momento.

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