Mi terrible experiencia en el gimnasio

Llego, como cualquier sábado al gimnasio, ajusto la máquina y me dispongo a correr la próxima media hora, o si bien me va hasta 45 minutos o la hora completa. Hago un pequeño calentamiento y ¡a darle!. Le voy, como siempre, subiendo lentamente al aparato hasta llegar a mis acostumbrados 10.2 kilómetros por hora. Acelero, cada vez más, y voy subiendo la velocidad. Al llegar a los 5, cerca de la mitad, pensé ¡hoy sí que me va a costar trabajo!, siento que ya voy muy rápido y aún no voy ni a la mitad de mi meta.

Acelero y a medida que le voy subiendo, me doy cuenta de que me dolían las piernas; algo me pasa. Voy a 8 kilómetros y siento que ya es mucho, me siento acelerado, el cuerpo pesado. ¡Qué raro! usualmente si voy al gimnasio en la mañana me siento más ligero. Me falta agua, seguro es eso.

Le subo aún más. Llego a los 9. La máquina ya hacía un ruido muy raro a cada paso que daba. Hace tres días que no vengo a correr pero parece una eternidad, ¿cómo es posible que me esté pesando tanto los dos minutos que llevo corriendo, a una velocidad tan baja?. Algo comí, eso debe de ser.

Cada click que le doy a la máquina me duele y me pesa, pero ¡yo puedo correr a 10.2! Y así, con esa mentalidad le subo: 9.0, y luego 9.1, entonces 9.2. ¡Qué molesto! imposible que así aguante ni tres minutos. Llego a 9.5 y siento dolor en los pies a cada paso que doy. Me siento mal; nunca hacer ejercicio se había hecho tan desagradable. Ya estoy sudando, raro, por que no llevo casi nada de tiempo, pero es que a esta velocidad cómo no iba a sudar.

Sigo subiendo, tiene que ser. Así, llego a los 10.2 prometidos. Cada paso siento que se me van a salir las piernas y que me voy a resbalar del aparato. Empiezo a ver todo blanco, me voy a desmayar. Decido mejor detener todo e ir con un doctor. ¡Algo me pasa! Todo el cuerpo me duele y ahora hasta mareado me siento. ¡Qué raro si hace unos minutos me sentía tan fresco y motivado!.

Yo corro

En ese momento, llega el instructor del gimnasio:

-Este… amigo… es de que ayer se nos desconfiguraron los aparatos y ahora marcan millas por hora.

¡MALDITOS INGLESES! pensé…y yo tan contento que venía.

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